
El fantástico mundo del Crópogo
Ficha Técnica
Año: 2011
Director: Wenceslao Bonelli
Intérpretes: Carlos E. Gambetta, Santiago Machado

XVI Torneo de Crópogo: memoria compartida y espíritu deportivo
Del 1º al 4 de mayo del 2025 se celebró una nueva edición del tradicional Torneo de Crópogo en Ymcapolis. Fue una experiencia fraternal que combinó competencia, convivencia intergeneracional y un homenaje sentido a las trayectorias que nutren este espacio. Leer más
Nuevo-viejo deporte para todas las edades
Muchos saben que la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA creó, entre otros deportes, el básquetbol (1891) y el voleibol (1895) en los Estados Unidos, y el fútbol de salón en Uruguay (1930). También que los introdujo en la Argentina en 1912. Sin embargo, son muchos menos quienes conocen que la entidad también creó el crópogo, un deporte que se practica regularmente en Ymcapolis, uno de sus centros turísticos propios, ubicado en la hermosa localidad serrana de Sierra de la Ventana, a solo 570 km de la ciudad de Buenos Aires.
El crópogo apasiona a quienes lo practican y resulta novedoso e interesante para quienes lo descubren por primera vez. Se trata de una disciplina deportiva que combina movimientos, elementos y reglas del croquet, el polo y el golf. De allí proviene su nombre, formado por las sílabas iniciales de cada uno.
Se juega en una cancha boscosa, o “retazo”, caracterizada por su terreno irregular, lleno de árboles, lomas, troncos y numerosos obstáculos naturales. El objetivo es embocar una bocha de polo en 18 hoyos distribuidos a lo largo del recorrido, utilizando palos especialmente diseñados: tienen, de un lado, el mazo tradicional del croquet y, del otro, una superficie ahuecada similar a una cuchara, que permite realizar tiros aéreos necesarios para sortear la espesura del entorno. Se pueden hacer recorridos de 9 o 18 hoyos, y el puntaje se contabiliza de manera similar al golf: gana quien completa el recorrido con la menor cantidad de golpes. Por sus características, puede ser practicado y disfrutado por personas de todas las edades.


Como todo buen deporte, el crópogo tiene simpatizantes, apasionados y fanáticos. Algunos lo practican desde hace años y han desarrollado habilidades y estrategias propias; otros, incluso niños, se inician cada temporada. Todos pueden disfrutar del juego, y no faltan quienes afirman haber acumulado tantos trofeos como anécdotas y amistades. Entre los jugadores, se producen tradicionales y, a veces, acaloradas polémicas, como las discusiones sobre los materiales del palo: mientras que los más “puristas” sostienen que la madera es irremplazable, otros prefieren la fibra de vidrio por su peso y flexibilidad.
En 2011, el joven director de cine Wenchi Bonelli, practicante del crópogo desde su infancia, le dedicó un documental titulado El fantástico mundo del Crópogo, presentado en el BAFICI, donde expresó su pasión por esta singular disciplina.


Hace algunos años, se introdujo una modificación importante en el diseño del palo: el palo burbujero. Esta versión, impulsada por Alberto Espinach, es más económica de fabricar y considerablemente más liviana, lo cual facilita el juego especialmente a las personas mayores, permitiéndoles completar el recorrido sin depender tanto de la fuerza muscular. Esta innovación fue ampliamente aceptada y, actualmente, muchos jugadores la eligen por las ventajas que ofrece a su rendimiento.
Además de ser sumamente entretenido, el crópogo contribuye al bienestar general. Su práctica en un entorno natural excepcional favorece la relajación, el manejo del estrés y la salud emocional. En el plano social, promueve la construcción de vínculos sólidos y fomenta el encuentro intergeneracional. Desde el punto de vista físico, mejora la resistencia muscular, la capacidad aeróbica, la flexibilidad y la coordinación. Por todo esto, el crópogo también se posiciona como una excelente herramienta preventiva frente a enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, la hipertensión, el sedentarismo y la obesidad.
Cada mes de mayo, la institución creadora del crópogo organiza el Torneo Nacional de Crópogo, que en 2015 alcanzó proyección internacional al recibir jugadores de Uruguay y Francia.