CARLOS GARDEL

Muchas celebridades han pasado por la YMCA. Entre ellas, una que ha dejado una huella profunda de cálidos recuerdos: el mítico Zorzal Criollo, Carlos Gardel.
La Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA incursionó en el crecimiento de la cultura popular de nuestro país de diversas maneras. Pero en este caso podemos decir que hizo un aporte muy peculiar. “Che Enrique ¿Qué debo hacer para que desaparezca este mondongo?” le dijo el “Zorzal Criollo” a su amigo Enrique Pascual, instructor de gimnasia de la institución y excelente violinista. Pascual, que tenía espíritu deportista y vocación musical, luego de participar activamente como socio durante muchos años, se convirtió en profesor y gracias a su vinculación con la música, sus clases fueron un singular encuentro de destacados artistas de la música ciudadana. A ellas, además de Carlos Gardel, concurrían: José Razzano, Julio De Caro, Juan de Dios Filiberto, Bataglia, Lomuto, Francia, Aviles Freges. “Clases Bohemias” fue el nombre que se le dio a esa reunión poco habitual de músicos. 
El deporte ayuda a mantener el cuerpo sano y fuerte, y la música, como tantas otras expresiones del arte, alimenta el alma. Con el alma satisfecha, pero con unos kilos de más en el cuerpo, Gardel llega a la Asociación de la mano de Pascual, quien lo convence de que para tener una figura más esbelta debe hacer gimnasia. El cantor siempre fue de “muy buen comer”, dicen que no había menú al que se le resistiera, y en 1917, cuando trabajó en la película “Flor de Durazno”, pesaba 120 kilos.
Según cuenta el inglés Simón Collier, en la biografía que hizo sobre el cantor, el morocho del Abasto suspiraba por una joven, Isabel del Valle, y quería verse bien ante ella, por eso concurría a la Asociación Cristiana de Jóvenes para rebajar de peso.
Son muchas las anécdotas que circulaban entre los antiguos socios y que perduraron a través del tiempo, como por ejemplo, en una oportunidad, cuando Gardel estaba contando chistes a un grupo de socios, fue sorprendido por Dickens, director del Departamento Físico. Carlitos simuló estar haciendo abdominales contándolos en voz alta “382, 383, 384…” y habiendo hecho solo tres flexiones se levantó resoplando y dijo:
¡Uf viejo, no doy más!”. 
Fotografía del Zorzal Criollo tomada en 1933 por José María Silva, inmortalizando su figura.

Sede de la YMCA de Argentina entre 1912 y 1938 (Paseo Colón 161), donde Carlos Gardel realizaba ejercicios físicos.

Sede de la YMCA de Argentina entre 1912 y 1938 (Paseo Colón 161), donde Carlos Gardel realizaba ejercicios físicos.

Compartimos algunos fragmentos publicados por Alberto Rasore, estudioso de la vida del Carlos Gardel, ilustrativos de su paso por la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA.
 

Ejercitándose en la sede de Paseo Colón 161 
Miguel Ángel Morena transcribe en su libro “Historia Artística de Carlos Gardel” algunos recuerdos de Adolfo Rafael Avilés, que se desempeñaba como pianista de la YMCA en los tiempos en que Carlitos realizaba actividad física: 
“GIMNASIA PARA BAJAR DE PESO: Gardel, que es tan propenso a la obesidad, viene desde hace tiempo encarando el problema, con lógica preocupación, sabiendo que el aspecto estético del físico, gravita en buena medida con su profesión de artista… Y pensando en su carrera, ha de realizar cualquier sacrificio para combatir la gordura.
Con ese objetivo, ingresa a la Y.M.C.A. (Asociación Cristiana de Jóvenes), en cuyo local de la calle Paseo Colón 161, concurre a efectuar periódicas sesiones de gimnasia.
Adolfo R. Avilés, que por entonces se desempeña en el lugar, como pianista en las clases de ejercicio con acompañamiento musical, recordará en la revista “Cantando Nº 168 del 21/6/60, el paso de Gardel por la Young Men: ´…Fue el único que se sometió en parte a la rigurosa disciplina de las clases de gimnasia sueca. Concurría asiduamente por lo general en horas del mediodía, y algunas veces practicaba solo calistenia, particularmente con poleas. Usaba una gruesa tricota blanca, con cuello alto, que absorbía su generoso esfuerzo, traducido en copiosa transpiración. Después del baño solía someterse a un férreo masaje… Enrique Pascual, kinesiólogo y profesor de box, cuando tomaba por su cuenta los músculos abdominales de Gardel… eran de oír sus alaridos… Todo lo aguantaba en aras de su línea… pero lo bueno del caso era que totalmente deshidratado apenas trasponía los umbrales de la institución, buscaba amparo en “La Sonámbula”, un restaurante de la Recova, en Plaza de Mayo. Allí, más que reponer fuerzas, cubría el déficit de humedad perdida. Y siempre causaban hilaridad sus relatos de deportista con tendencia a violar la disciplina impuesta.´¨

A 75 años de la partida

El 24 de junio de 2010 se cumplieron 75 años de la desaparición física de Carlos Gardel. La Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA, también le brindó su homenaje, presentando una placa recordatoria en el auditorio de la sede central. El acto, presidido por las autoridades de la Institución, contó con la participación de la cantante María Estela Monti, que compartió aspectos de la vida actoral del morocho del abasto y recitó versos del poeta Raúl González Tuñón. El descubrimiento de la placa correspondió a Beatriz Airoldi, nieta de José Razzano y también asociada de la institución.

Palabras de Maria Estela Monti, en el acto de descubrimiento de la placa recordatoria del paso de Carlos Gardel por la YMCA. 24/06/2010.

Reportaje en “Mundo Argentino” 

De un reportaje que le efectuara Luis Alberto Reilly, publicado en “Mundo Argentino”, el 11 de septiembre de 1929, y reproducido por Hamlet Peluso y Eduardo Visconti, en el libro  “Carlos Gardel y la prensa mundial”, extraemos la siguiente parte: 

“Carlos Gardel actuará, como actor, en películas habladas. El artista del tango fue contratado por la Paramount. Gardel es todavía un muchacho joven y entusiasta que cultiva los deportes. Hace seis o siete años, Carlos Gardel pesaba 108 kilogramos. Actualmente la balanza marca 83. De 11 a 13, en la Asociación Cristiana de Jóvenes efectúa gimnasia, y es ya un discreto jugador de basket ball y pelota a mano. Gardel ha sido un gran amigo de los deportes y los ha practicado en cuanta oportunidad se le presentara. De ahí ese aspecto juvenil que posee y su físico sin desgaste alguno, pese a la vida febril que ha llevado siempre. Luis Alberto Reilly”.

En coincidencia con el reportaje anterior, Gardel practicaba el juego de pelota de mano, según recordara el violinista Manlio Francia (Venecia, Italia, 29 de junio de 1902 – Buenos Aires 7 de mayo de 1981), que de Gardel dijo en una carta: “Mi amistad con Carlos era más o menos. Resulta que yo era socio de la Asociación Cristiana de Jóvenes (Y.M.C.A.) y me gustaba jugar mucho a la pelota de mano y Gardel también era un entusiasta de ese juego y muchas veces nos encontrábamos en la cancha y a veces me invitaba a jugar juntos pero daba la casualidad de que yo tenía compañero y le agradecía su invitación, hasta que un día me dijo medio en broma y medio en serio: -Y claro, ahora que sos compositor famoso no querés jugar con los pobres…, y recapacitando cambió de tono diciendo: -«¡Che, que lindo tango has hecho! ¿Por qué no me escribís una parte?… que te lo grabo, siempre que vos quieras. 
Porque si algo grande tenía Gardel era su humildad y respeto para todos. Me avergonzaba de ver en la forma sencilla que me lo pedía. Él era un artista famoso y lo buscaban para que les grabara algo. De alma yo quería que me grabara un tango pero no tenía coraje de pedirle tal cosa, siempre pensando que mi obra no era digna de ofrecérsela a un artista como él y no quería que pensara que aprovechaba la oportunidad de que nos encontrábamos en la cancha para molestarlo con algo que fuera música. Como él trataba de huir de eso y al fin que se encontraba en el club, ahí también encontraría quien no lo dejase tranquilo. Pensaba yo que era demasiado… y él creía que el orgulloso era yo. Está de más decir que desde entonces fuimos casi siempre compañeros de equipo, cosa que muchos desconocen”. 

El escritor inglés Simon Collier, en su biografía Carlos Gardel: Su vida, su música, su época, señala que “a principios de los ’20 frecuentaba el gimnasio de la Asociación Cristiana de Jóvenes” junto a Razzano y “también Enrique Gluchesmann, el fornido hermano del magnate de los discos y el cine”. Agrega que justamente en 1920 el cantor estaba enamorado de una joven, Isabel del Valle, así es que la pugna por rebajar de peso tenía varias razones: una mejor estampa frente al público, pero además una figura estilizada frente a su novia. Los ejercicios físicos eran, según el cantor, beneficiosos para la garganta. Es por ello que practica –dice Collier-, gimnasia sueca. Se presentaba al mediodía y algunas veces practicaba solo calistenia. Vestía gruesa tricota blanca con cuello alto y tras el baño se sometía a la sesión de masajes de Enrique Pascual que lo hacía pegar alaridos.

Pascual, en unas páginas donde dejó un registro de la época, recuerda que Gardel llegaba a la sede de la Asociación en Paseo Colón 161 hablando con tono dicharachero de su apetito: “¡Muchachos, cada vez que se me va la mano, este mondongo se pone más bravo!”.