Siria y Líbano son dos países distintos de la costa oriental del mediterráneo.

De allí provienen las principales corrientes inmigratorias de arabo parlantes que llegaron a la Argentina con las oleadas inmigratorias anteriores a 1940.

Por lo general, todos los inmigrantes provenientes de Siria y Líbano, independientemente de su religión, eran llamados “turcos”. El gentilicio se debía a que hasta finales de la Primera Guerra Mundial, eran turcos según sus pasaportes por provenir de territorios que se encontraban bajo dominación otomana.

En cuanto a la religión, existe en el imaginario argentino la errónea identificación entre identidad árabe y religión musulmana. En realidad se calcula que más del 70 % de los inmigrantes arabo parlantes profesaba religiones cristianas. Lo cierto es que con esta inmigración llega también a la Argentina un menor porcentaje de inmigrantes de religión musulmana, trayendo consigo el rico acervo cultural de una de las tres grandes religiones monoteístas, ausente hasta entonces en suelo argentino.

Sirios y libaneses, musulmanes y cristianos, han confluido en diversas instituciones en nuestro país y han realizado desde ellas valiosos aportes a nuestro patrimonio cultural.

Inmigración y mestizaje

Según los registros oficiales entre 1850 y 1950 arribaron a la Argentina unos 108.000 inmigrantes provenientes de Medio Oriente.Un rasgo notable y extensamente reconocido de este grupo inmigratorio es que “se mestizaron” rápidamente, lo que provocó la disminución del número de los miembros en sus respectivas comunidades.

De estos inmigrantes, los musulmanes habrían sido los que más fieles se mantuvieron a sus grupos de origen cuando las posibilidades se lo permitían. Entre 1918 y 1930, por ejemplo, el porcentaje de matrimonios exogámicos, es decir, con personas de otras colectividades, habría sido de 23 % entre los cristianos maronitas, 20 % entre los cristianos ortodoxos, y 12 % entre los musulmanes. De este 88 % de musulmanes que se unieron con personas del mismo grupo étnico, 77 % lo hizo con personas de religión musulmana. Sin embargo, al igual que el resto de los inmigrantes arabo parlantes, los musulmanes también se asimilaron rápidamente a la sociedad receptora. Un síntoma de este proceso es que ya en la segunda generación de musulmanes argentinos, el 62 % no hablaba árabe y sólo el 13 % lo hacía correctamente. En la tercera generación sólo el 4 % lo habla en forma correcta, mientras que el 87 % no lo habla en lo absoluto, lo que queda reflejado también en la virtual desaparición de diarios y revistas de lengua árabe.

Según la historiadora Gladys Jozami, la gran movilidad económica y social experimentada por este grupo inmigratorio provocó que la identidad musulmana quedara reservada principalmente al ámbito del hogar.

Moisés José Azize

En el recorrido histórico a través de la experiencia de sirios y libaneses en Buenos Aires, las iniciativas llevadas a cabo por Moisés Azize, nacido en 1892, marcan un antes y un después en la forma en que se manifiesta esta colectividad ante la sociedad receptora, disparando el inicio de su nutrida vida institucional.

La forma despectiva en que eran inicialmente tratados los inmigrantes provenientes de territorios otomanos, motivó la incansable tarea de "realizar mis sueños respecto a nuestra situación como colectividad". Es así que se avoca a la industria textil y, luego de fundar en 1919 "Azize Hnos." y la "Azize Brothers Corporation" en Nueva York, con oficinas y corresponsalías en Europa, decide dedicar gran parte de su tiempo al trabajo comunitario.

Desde entonces, fue miembro fundador de numerosas instituciones, entre ellas, el Banco Sirio Libanés del Río de la Plata, el Patronato Sirio Libanés de Protección al Inmigrante, El Diario Sirio Libanés, La Revista Oriental, la Cámara de Comercio Sirio Libanesa en la República Argentina (hoy Argentino-Árabe), el Club Honor y Patria, el Colegio Sirio Libanés, La Hora Sirio-Libanesa, audición radial de emisión diaria, el Círculo de Confraternidad Interamericana, All People’s Association (filial Argentina), el Instituto Cultural Argentino-Hispano-Árabe, y Servicios Médicos Sirio-libaneses.

También tuvo una notable presencia en diferentes comisiones de clubes y asociaciones locales como el Jockey Club de Buenos Aires, la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA, Tiro Federal Argentino, Automóvil Club Argentino y participaciones activas en comisiones de bibliotecas, filarmónicas, salones de arte, etc. En total, se registra su participación ya sea como fundador, miembro de comisión, o asociado, en 83 organizaciones argentinas e internacionales. Moisés J. Azize fue un caracterizado socio vitalicio de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA. Encontró en la institución, como muchos miembros de diferentes colectividades, la judía, por ejemplo, un lugar de encuentro, respeto y ausencia de prejuicios.

Su labor le valió el reconocimiento de condecoraciones de la República de Líbano, la República de Siria, y en Francia la Orden de la Oeuvre Humanitaire en el grado de Gran Cruz.