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Continuidad pedagógica: un desafío durante la pandemia

Por Gustavo Daiqui

Para que el aprendizaje tenga lugar se debe concretar el encuentro entre los docentes y alumnos lo suficientemente extenso según los contenidos. Esta situación en apariencia sencilla se ha complicado mucho en estos tiempos de aislamiento preventivo obligatorio. Y mucho más en donde las desigualdades socio económicas son mayores. ¿Tiene las mismas posibilidades una familia que vive en una zona con buena señal de internet, donde cada integrante tiene su dispositivo, a otra que no tiene conectividad y comparte dispositivos?, evidentemente no. Además, en este ejemplo no incluimos la situación cultural de los integrantes de la familia que comparten el hogar con el/la niño/a o adolescente, que puede estar, o no, en condiciones de colaborar en el aprendizaje.

En ese contexto, las escuelas debieron diseñar sus proyectos de continuidad pedagógica en los hogares. La única experiencia con que se contaba para hacerlo provenía de las ocasiones en que  algún alumno no había concurrido a clase por problemas de salud y se le enviaban los trabajos para hacer en su casa, especialmente en el nivel medio,  o la visita de una maestra domiciliaria en el caso de los más chicos.

En lo que respecta a los contenidos que debe adquirir cada uno de los estudiantes, divididos según el año que cursa, evidentemente no es lo mismo la modalidad presencial, que la actual. Es claro que en la versión presencial docentes y alumnos interactúan permanentemente, algo muy difícil de lograr por medio de las redes, presentando una mayor dificultad para los más pequeños.  Estos deberán contar con la ayuda de un adulto, sea para conectarse o para realizar la tarea que envíe su señorita. Con los alumnos que están en cursos superiores, la situación se facilita, pero sin alcanzar la eficacia de la modalidad presencial. Por lo señalado es recomendable que cada docente jerarquice los contenidos de su materia y seleccione los principales para ir avanzando en el programa. Y al mismo tiempo es  necesario redoblar los esfuerzos para lograr mayor interacción con los alumnos y sus familias.

La pregunta que escuchamos y que nos hacemos como parte del proceso es si se logra el aprendizaje. Sin lugar a duda en los temas abordados y con una fuerte dedicación en las actividades que el docente selecciona, si se adquieren, pero lleva más tiempo que en el aula. La otra pregunta es ¿cómo recuperamos los contenidos que no se adquieren? Si las clases se reanudan en la segunda parte del año se deberá diseñar una planificación que nos permita ir sumando los temas no tratados durante la primera y que seguramente se proyectará hacia 2021. Esta situación, aunque en menor escala, también ocurre cuando el desarrollo de las clases es presencial, por eso al comenzar el año el docente realiza un diagnóstico del grupo, para ajustar su planificación. Otra opción que se debería estudiar, es la ampliación del ciclo lectivo, esta alternativa merece un análisis profundo, que incluya a todos los actores (alumnos, familias, docentes) y tenga en cuenta, entre otras cosas, la infraestructura disponible en los establecimientos para dar clases con altas temperaturas. 

Otro de los temas que generan incertidumbre es cómo vamos a evaluar.  En primer lugar, el calendario escolar de la Provincia de Buenos Aires indica que durante los meses de abril y mayo se debe tomar examen a los alumnos del nivel secundario que tienen materias pendientes (previas) y a los que finalizaron carrera, no solamente del último año sino de años anteriores. Esta posibilidad que tiene el alumno se debe llevar adelante para que no se vean interrumpidas sus oportunidades de aprobar materias o recibirse.  

Con respecto a la evaluación del presente año lectivo en los tres niveles, coincidimos que estamos en un periodo de aprender, utilizando las herramientas que cada familia tiene a  su disposición, me refiero a dispositivos y conectividad. Es decir colocar al estudiante en el centro del proceso y la evaluación al servicio del aprendizaje. Por tal motivo y con buen criterio, aunque en Provincia de Buenos Aires todavía no está confirmado, se extendería el periodo hasta el 30 de junio donde cada docente deberá diseñar un informe de desempeño del alumno durante esta etapa, colocando en el mismo todas las competencias, conceptos, procedimientos, habilidades y capacidades involucradas. Esto no está referido exclusivamente a los contenidos jerarquizados de los docentes, sino de otros aspectos de importancia para el desarrollo de cada niño/a o adolescente que la escuela deberá seleccionar.

Los miembros del equipo directivo y docente de los colegios YMCA estamos convencidos de que es posible lograr los aprendizajes de los contenidos abordados en todos los niveles educativos, tomando este momento como un desafío, que demandará esfuerzo, creatividad, acompañamiento familiar y el cumplimiento de las etapas planificadas del proceso, que deberá continuar cuando los alumnos vuelvan a las clases presenciales.

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