Conviene no agobiarse por no poder seguir con las terapias habituales. Pautas para acompañar a estos menores durante el confinamiento.
El encierro doméstico al que nos ha obligado el coronavirus puede resultar difícil de gestionar. Cada persona lo experimenta y vive de una manera y en el caso de los niños con alguna discapacidad, como los que tienen autismo o hiperactividad, no son una excepción. La cuarentena ha sorprendido en cierta manera a algunos de los padres de niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDH). “Porque la claridad impuesta con respecto al límite de no salir, la reorganización de la dinámica familiar y el establecimiento de nuevas relaciones, no tan enfocadas hacia lo escolar, está resultando un factor tranquilizador para estos niños, en general. No obstante, los pequeños con dificultades por distintas causas psicológicas, tienen un exceso de actividad y canalizan su ansiedad a través del movimiento. Por ello, en esta situación de cuarentena, es normal que aparezcan emociones como el miedo, la irritabilidad o la agresividad”.
El arte y el juego ayudan a los niños con capacidades diferentes a gestionar el tiempo en estos días de encierro doméstico. “Invitarles a dibujar, jugar con la arcilla o plastilina; bailar, saltar a la comba u otras actividades físicas, así como hablar de sus sentimientos en estas nuevas circunstancias resulta positivo para ayudarles a gestionar sus emociones, como también el hecho de instaurar rutinas, como recoger su habitación a determinada hora, asearse o realizar actividades escolares”.
La realidad del decreto publicado en el Boletín oficial sobre la movilidad de los ciudadanos durante la cuarentena donde autorizan a las personas con diferentes capacidades a salir de casa si lo necesiten. José Antonio Peral, del departamento técnico de la Confederación Asperger España, explica que “los padres de los niños con Síndrome de Asperger, condición neurológica que condiciona la forma de procesar la información, comunicarse o relacionarse, consultan en estos días sobre todo la posibilidad de que sus hijos puedan salir de casa para que lleven mejor el confinamiento. Pero, desde la asociación, recomendamos evitar ir a la calle en la medida de lo posible y, de hacerlo, que sea de forma breve, puntual y siguiendo a rajatabla las medidas preventivas contra el contagio. Es imprescindible llevar el certificado de discapacidad o en su defecto un informe equiparable de una asociación específica”, aclara José Antonio Peral.
Los niños y jóvenes con diagnósticos que abarcan el espectro autista, como en el caso del Síndrome de Asperger, necesitan para sentirse bien durante la cuarentena en casa “Adaptar las rutinas a la nueva situación porque tienen dificultad para integrar las novedades y cambios. Por lo que, cuanto más predecible sea todo en casa, mejor. Por ello, el cambio de situación que ha impuesto la cuarentena puede ser difícil de integrar en estos niños y se pueden producir situaciones de ansiedad, nerviosismo o problemas de conducta, como las autolesiones, según el grado de afectación de la persona”, comenta Peral.
Los progenitores con hijos que tienen capacidades cognitivas y sensoriales diferentes, como en el caso de ceguera o sordera dejan de tener acceso a los servicios habituales de atención de sus niños durante la cuarentena. Pero, “no se trata de que los padres asuman el papel del terapeutas o del especialista que trata a su hijo. Conviene no agobiarse por no poder seguir con las terapias habituales, como neuropsicología o fisioterapia. A los padres, les corresponde solo el rol educativo de sus hijos. En este sentido, es en el núcleo familiar donde se aprenden los valores básicos para la vida, como la empatía, autoestima o actitudes y destrezas básicas para el desarrollo de la capacidad cognitiva y la preparación para la incorporación a la vida adulta”, explica, Zaida Moreno Ramos, neuropsicóloga clínica y psicóloga general sanitaria de Elea, Instituto Psicoeducativo (España), que añade varias pautas para abordar con estos niños y jóvenes la cuarentena, como