“Un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse” – (Gabriel García Márquez).

La estigmatización social, en tiempos de la actual Pandemia, pone de manifiesto diversos comportamientos discriminatorios contra personas que poseen la enfermedad o, simplemente, tuvieron algún vínculo cercano con ella. En este sentido, encontramos ejemplos de agresiones en las redes sociales, donde observamos una relación negativa entre la enfermedad y características tales como etnias, estatus económico, o sencillamente, hacia quienes proceden de países definidos como “de riesgo”.

La principal causa en la que se basa esta estigmatización es el temor a lo descocido: ante una nueva enfermedad, el “otro” puede darnos miedo. Pero, si bien resulta lógico entender que la población se asuste, es imperioso asumir que culpar o amenazar a terceros, deviene en un perjuicio para todos.

¿Por qué para todos? Porque las conductas que adopten las personas que se sientan discriminadas reportan consecuencias de riesgo en los demás, ya sean familiares, amigos o comunidad en general. En este sentido, la OMS explica que la estigmatización puede:

• Llevar a las personas a ocultar la enfermedad para evitar la discriminación;
• Disuadirlas de buscar atención médica inmediatamente;
• Disuadirlas de adoptar comportamientos saludables.

De esta manera, la probabilidad de propagación del virus, en lugar de disminuir, aumenta; y con ella, la dificultad de controlar el brote de la enfermedad. 

Por otro lado y, al mismo tiempo, las personas que manifiestan actitudes de discriminación conforman una población doblemente contingente. Además de los motivos ya enunciados, son sujetos que, de manera paulatina, adoptan conductas de desestimación de su responsabilidad social y se tornan intolerantes, aumentando así, el riesgo de contraer enfermedades mentales y emocionales tales como angustias, fobias, obsesiones, sensaciones de pánico, estrés, etc. (ver newsletter N° 2).-

Afortunadamente, la experiencia muestra que podemos colaborar y, más aún, revertir esta situación, compartiendo información oficial y precisa, adoptando medidas eficaces y prácticas que contribuyan a protegernos, mostrando empatía con los afectados y comprendiendo que todos somos parte de la misma realidad.