CÓMO LA YMCA PUEDE AYUDAR A MEJORAR EL MUNDO

Brad Stulberg es un reconocido autor. Entre sus libros  más vendidos se encuentran:  “The Passion Paradox  y  Peak Performance”.  Es miembro de la YMCA de Oakland, California, y hace pocos días escribió un sugerente artículo que se intenta resumir.

Dice que su país, Estados Unidos, está cada vez más polarizado. “La división empeora por las burbujas en las que vivimos, e Internet hace que sea más fácil que nunca asociarse solo con personas de ideas afines. Como resultado, nos afianzamos más en nuestros puntos de vista y somos menos propensos a interactuar con el otro". 

Se pregunta: “¿Hay gimnasios a mí alrededor que tienen mejores equipos, vestidores elegantes y quizás incluso clases más interesantes? Seguro. Pero ninguno de ellos ofrece el mismo tipo de comunidad, diversidad y oportunidad de relacionarme con personas con las que normalmente no interactuaría.” Para él, eso lo hace su YMCA local en Oakland.

Agrega, con referencia a su YMCA: “en el piso superior, donde entreno fuerza, tienes tipos con tatuajes de cuerpo completo que pesan 500 libras junto a pequeñas mujeres de 80 años que levantan pesas de tres libras”. Confiesa haberse encontrado con personas de todas clases compartiendo de manera amable y respetuosa.  La cancha de baloncesto, abunda, “suele estar repleta de personas blancas, negras, indias y asiáticas, algunas de las cuales parecen estar a una pulgada de jugar en la NBA y otras que por primera vez toman contacto con una pelota.” Continúa, “el piso inferior alberga la sala de yoga, donde, a diferencia de cualquier otro estudio de yoga en el que he estado, ves todo tipo de cuerpos, no solo los delgados y blancos de 20 a 40 años. Y luego están los niños (algo sorprendentemente raro en los gimnasios metropolitanos en estos días) corriendo por todas partes. Todos son respetuosos el uno del otro. Todos se llevan bien.” 

Comenta que en su próximo libro:  “La alegría del movimiento: cómo el ejercicio nos ayuda a encontrar la felicidad, la esperanza, la conexión y el coraje” , la psicóloga de Stanford, Kelly McGonigal, escribe sobre investigaciones que muestran que participar en actividades físicas con otras personas nos conecta. Algo de esto, explica McGonigal, es biológico: la liberación de neuroquímicos para sentirse bien, como las endorfinas y la oxitocina. Pero igualmente potente es el poder que ejerce el trabajar duro el cuerpo mientras se observa a otros haciendo lo mismo. "Es como si nuestra biología estuviera sintonizada para reconocer y responder a la humanidad común", concluye McGonigal. Y adiciona Stulberg: “cuando te esfuerzas en presencia de otros que hacen lo mismo, te conectas con ellos en un nivel visceral”.

Va finalizando su artículo con los siguientes comentarios: “es cierto que parte de mi experiencia podría estar relacionada con Oakland en su conjunto, que es una  ciudad excepcionalmente diversa. Pero he visitado otros gimnasios e instalaciones de entrenamiento en mi área, y ninguno de ellos se parece en nada a la YMCA. Todos carecen del amplio rango de edad, raza, género y versatilidad. También visité YMCAs en otros estados, más recientemente en  Michigan y Carolina del Norte, y tenían un ambiente muy similar al mío. Llegué a la conclusión de que, sea lo que sea que pierda por no ir a un gimnasio exclusivo o hiperespecializado, la YMCA lo compensa porque me da un sentido de comunidad mucho más amplio y me permite interactuar con personas con quienes de otro modo no lo haría.  ¿Esto resuelve todos los problemas del mundo? Por supuesto que no. Pero creo que es un pequeño avance”

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La mística de la YMCA/Asociación Cristiana de Jóvenes no reconoce fronteras. En 120 países y con más de 50 millones de miembros, el ambiente es el mismo en cualquier geografía. Es un espacio de encuentro y respeto donde prima la amistad y el rescate de valores.