Por Cristian Fernández
Luego de que las actividades individuales al aire libre fueran autorizadas por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la siguiente noticia que nos alegró profundamente, fue la posibilidad de ampliar la oferta de actividades de nuestra sede Parque, incluyendo el dictado presencial de clases de yoga. Esta disciplina había sido incluida en nuestras clases por Instagram y Google Meet, no obstante, tal como sucedió con el resto de las actividades físicas, nuestros asociados valoran mucho la conducción presencial, que permite hacer las correcciones en las posturas con mayor eficacia.
Nos comunicamos entonces con la profesora Estela Sorrentino, quién fue la docente responsable de dictar nuevamente las clases presenciales de yoga en la sede Parque, con el fin de hacerle algunas preguntas que nos permitiesen compartir con los lectores, las experiencias vividas en esta nueva realidad que nos ha tocado vivir.
¿Qué sentiste cuando la coordinación se comunicó con vos para notificarte que serías la responsable de la reapertura de las clases de yoga presencial en la sede Parque?
Las primeras palabras que salen de la boca de Estela son “me sentí muy feliz”, más allá de haber sido siempre parte de un gran equipo y haber podido compartir todo este proceso de clases virtuales, que nos permitieron llegar a nuestros asociados durante el proceso de aislamiento social, la actividad presencial es sustancialmente diferente.
Más allá de la alegría que le produjo la noticia, la profesora comenzó a percibir la sensación de responsabilidad que esta acción conllevaría. Estela cuenta que fue muy importante el trabajo en conjunto con la coordinación y la dirección de la sede Parque, para poder articular los medios, de manera que los asociados sintiesen seguridad y protección en esta apertura de actividades, que requería mucha concientización y entendimiento de los protocolos y cuidados, tanto para los asociados, como para todo el personal involucrado. Ella agrega un paralelismo que hace referencia al momento que vivió diciendo: “Me sentí sinceramente apoyada en este proceso en donde uno es el medio para lograr que todo comience a rodar nuevamente”
¿Cómo respondieron los/las asociados/as durante las primeras clases presenciales?
La profesora Sorrentino hace una pausa y describe que percibió una sensación de ansiedad por parte de los/las asociados/as, por volver a la sede Parque a realizar las clases. Y esta situación excedía a cualquier actividad específica que se tratase. Ella nombra tres aspectos puntuales que cree importante destacar, comenzando por el espacio físico, continuando por la calidez de los mismos compañeros de clase, e incluyendo el cuidado del personal que asiste en todo momento, para brindar ese servicio que lo hace realmente distintivo.
Estela afirma que las primeras clases fueron muy emotivas, pero no por ello se descuidaron todos estos nuevos protocolos que debemos atender estrictamente, hasta que paulatinamente todo fue encaminándose, disminuyendo así la ansiedad y la emoción, para instaurarse como una nueva normalidad, con la cual deberemos convivir por un tiempo.
La profesora menciona que se transitó desde una sensación de temor y rareza, hacia una de normalidad naturalizada, en donde es común tomar la distancia del compañero, desinfectando las manos, mochila y lonas, y evitando los saludos con contacto físico, que eran tan comunes hasta el pasado mes de marzo. Es en este proceso donde los asociados y asociadas sienten más ganas de asistir, ya que todos esos procedimientos que podían haber resultado extraños al comienzo, pasaron a ser una caricia para el cuidado de su salud y la de los demás.
No nos olvidemos que hemos tenido que entender los protocolos de ingreso, permanencia y salida, como una necesidad para cuidarnos y no como una molestia.
¿Cuál fue tu estrategia para avanzar con los/las asociados/as, y que lograsen adaptarse a la nueva realidad, sin dejar de disfrutar los beneficios que brinda la práctica del yoga?
Estela afirma que los docentes tienen incorporada la particularidad de actuar en consecuencia a los cambios que la realidad de la vida les va imponiendo, y en particular hace mención a una premisa muy particular en la práctica de yoga, que describe la aceptación de las cosas que no se pueden cambiar, adaptándose y aferrándose a las cosas que nos hacen bien y que nos benefician. Aunque nos cueste aceptarlo y cambiar actitudes que para nosotros resultaban normales, debemos reeducarnos en todo sentido.
Estela agrega: “el yoga es vivir profundamente la experiencia que nos toca en cada momento. En la práctica del Hatha, que en sánscrito significa sol y luna, es decir el equilibrio, el Asana (la postura), no es el fin, sino que es el medio para lograr en este caso la salud. La práctica volverá a juntarse en este caso con el miedo o el peligro para lograr superarlo”. Debemos enfocarnos en que esta unión nos permita vernos beneficiados, tomando los recaudos necesarios y observando que toda la experiencia en su conjunto, pueda ser productiva. De esta manera podremos salir de esta situación de aislamiento, negación, ostracismo e inacción. “El yoga es acción. Es ver las cosas en el instante, y hacer la propia experiencia, es decir es parte de la superación”.
Para Estela, haber podido hablar de los preceptos del yoga, le sirvió para tomarlo como base, y así volver a comenzar y fluir. Fue muy importante para ella poder compartir con los asociados el Ahimsā, término sánscrito que se refiere a un concepto filosófico que aboga por la no violencia y el respeto a la vida, y el Satya, que significa la verdad para el yoga. En este marco, el yoga permite tener en cuenta la realidad en cada momento particular que nos toca transitar, para lograr el beneficio. La profesora aclara específicamente en ese punto en particular que el beneficio es la práctica, que hace a la salud. Y además que lo más importante es tener la oportunidad de iniciar un nuevo comienzo.
¿Qué consejos les darías a todos/as aquellos/as asociados/as que tienen deseos de regresar a practicar yoga a la sede Parque, pero sienten temor por exponerse a posibles contagios?
La profesora hace hincapié en instar a realizar la actividad de yoga, pero poniendo la salud en primer término. Es decir que si las personas tienen alguna prescripción médica o padecen alguna situación señalada como factor de riesgo, pueden aprovechar la producción de clases online, o bien todas las que ya se encuentran subidas a los canales de YouTube de la YMCA. De manera que no es necesario realizar específicamente las clases presenciales si el riesgo que eso representa es elevado.
En cuanto a la recomendación que Estela propone para la asistencia a la sede Parque, puntualiza que tanto ella como todo el equipo de coordinación, intentan estar hasta en el mínimo detalle para asegurar el cuidado de la salud de todos. Ya sea la ubicación en el espacio físico, las características de la práctica, los protocolos de acceso y salida de la sede, la desinfección de los lugares y elementos. Es decir que los asociados y asociadas pueden estar completamente seguros de que se los protegerá.
En el caso en particular del dictado de la clase, se ha instaurado la necesidad de un cambio en la forma de brindar las correcciones, sin ser necesario el acercamiento y el contacto con cada alumno, respetando de esa manera el aislamiento requerido. La profesora siente un gran desafío en este tema en particular y expone que los humanos somos seres biopsicosociales, es decir que de esta manera, la salud se entiende mejor en términos de una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales y no puramente en términos biológicos, por lo cual nuestra mente requiere de ese cuidado y de ese apoyo necesario que brinda la conducción de la clase. Necesitamos esa mirada, ese aliento, o bien la manera exacta de cómo acceder a la realización del ejercicio. Explicar la técnica empíricamente, es decir que lo puedan ver, antes de ponerlo en práctica.
Estela se enorgullece de aseverar que a veces vemos la piedra en el camino como un obstáculo, sin embargo para la práctica de yoga es el camino en sí mismo, entonces afrontar las circunstancias, con todo lo que ello impone, significa tener cierto grado de valentía para lograr salir de la quietud, y tal vez lograr ser un ejemplo en cuanto a la lucha, pero siempre teniendo en cuenta las condiciones con las cuales nos vamos a enfrentar. La profesora indica que siempre debemos ser respetuosos de nuestro propio cuerpo así como del de las demás personas, apoyándonos correctamente en los sustentos que nos permitan hacernos sentir seguros, en este caso la Institución y el equipo que trabaja en ella, que simboliza el motor para que todo esto funcione.
La profesora culmina este relato tan enriquecedor, proponiendo que toda aquella persona que sienta dudas sobre la participación en las clases presenciales, las manifieste. Ya que una de las virtudes esenciales de la docencia es dar la respuesta correcta, y en caso de carecer de los medios para dar esa devolución, canalizar la consulta en el camino adecuado, para que aquellos del equipo que estén capacitados, lo hagan.
“La vida continúa, el Sol sale siempre, así que debemos sentirnos seguros y cómodos con lo que hacemos y tomar la responsabilidad de empezar nuevamente”
Agradecemos la colaboración de la profesora Estela Sorrentino.