También podríamos verlo desde el impacto que genera (aquí se basa fundamentalmente en el hacer y a mayor conciencia mayor será el impacto). Además por su influencia (basados en el ser y a mayor conciencia mayor será su influencia).
Aquí no se trata de optar por uno o por otro, ambos son importantes ya que uno define quién quiero ser y el otro, cómo quiero mostrarme.
Podemos pensar entonces que un buen líder seguramente sea una persona con un estado superior de conciencia. Hay una definición de Fredy Kofman que dice:
“Ser consciente significa que estamos despiertos, atentos. Vivir con conciencia significa que estamos abiertos para percibir el mundo que nos rodea y nuestro mundo interior, la conciencia nos permite enfrentar nuestras circunstancias y dedicarnos a concretar nuestros objetivos y sueños de acuerdo con nuestros valores”. Yo le agregaría que también debe estar dentro de nuestro sistema de creencias, si bien el cual no distingue lo bueno o lo malo, pero es por donde percibimos la realidad que nos rodea.
Ahora bien, dada la situación actual, creo que ahora más que nunca, a estas cualidades que deseamos tenga un buen líder, podríamos agregarle el tener “EMPATIA” como algo muy determinante, y cuando me refiero a ella hablo de una empatía real, de aquella que nos permite ponernos en el lugar del otro, sobre todo en situaciones de dolor o sufrimiento y más aún cuando con ese otro no tenemos un lazo sentimental directo (un familiar, una pareja, un amigo/a muy estrecho, un compañero/a de trabajo), sino por el contrario cuando es alguien que ni siquiera conocemos, pero sin embargo podemos empatizar con su situación.
Seguramente cuando logremos hacer eso tanto individual como colectivamente, estaremos aportando un granito de arena a que este mundo sea un poco mejor y en definitiva a que podamos ser mejores líderes de nosotros mismos, porque el comienzo está ahí, en cada día intentar ser un poco mejores.
Quisiera concluir con una linda frase que leí hace un tiempo que dice:
“EL VERDADERO LÍDER ES QUIÉN POTENCIALIZA SUS PROPIAS CAPACIDADES Y LAS DE LOS QUE LO RODEAN”
Y como cada vez creo menos en las casualidades y más en las causalidades hoy me llegó un video de una película egipcia llamada “EL OTRO PAR”, dura solo 4 minutos, ganó el premio al mejor cortometraje del festival de cine de Egipto. Sarah Rozik, la directora, tiene 20 años y se basó en una historia de Gandhi. Habla sobre la ley del karma “Haz por los demás, lo que te gustaría que hicieran por ti”. Encaja a la perfección cuando expreso que son momentos de operar sobre una empatía real. Muchas gracias.